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martes, 15 de enero de 2013

VALCARCEL, ESCUELA DE HOSTELERÍA DE CÁDIZ







 En mayo del pasado año me fue comunicado mi destino definitivo como profesora titular de cocina y pastelería  en el I.E.S. Asta Regia de Jerez. La noticia  era buena a pesar de que durante casi doce años, interrumpidos involuntariamente por dos cursos, en los que la administración  me obligó a ser nómada transeúnte por mi querida Andalucía, y más tarde,  por propia decisión y gracias a superar las pruebas de selección de ingreso como profesora  en La Escuela de Hostelería de Cádiz; de la que guardo estupendos  recuerdos, y gracias a la cual mi lista de amigos se ha hecho más larga y entrañable. Además debo  estarles siempre agradecida por  permitirme estar cerca de mis hijas, ya que por entonces yo estaba destinada en Cazorla, hermoso lugar, como ninguno, pero demasiado lejos.
 En principio, la verdad, me sentí muy triste cuando al mirar en la lista de destinos se confirmaba mi presentimiento:  ya no estaría seguramente nunca más aquí, en "mi escuela".  

 Me había entregado tantos días, tantas noches,  tantas horas a ella con la misma devoción y cariño. Creo que estuvimos muy enamoradas, nunca tuve prisas. Estar allí constituía la libertad, el tiempo pasaba entre pasillos, aulas, fogones y despachos. Sentía en mí el vigor y la frescura  que se adquiere en el proceso de crear, de aprender y de enseñar. Todos estábamos tan plenos de proyectos, tan satisfechos. Nuestra insignia fue siempre compartir y  engendrar una escuela fidedigna e íntegra. Algunos de ellos, los que pudieron quedarse, hoy, continúan, no sólo en su labor como docentes, sino en una ardua lucha que les ha impuesto el destino,  o  ¿por qué no ser sincera?, el mal hacer de este nuestro sistema político, en el que el valor de la enseñanza se pierde entre en un ir y venir de papeles, de planos y de plenos, y que en definitiva deja desamparado a los más débiles.

Para ellos nada es primordial, nada es urgente, abolieron la escala de valores.  Todo se resume en un voto más o un voto menos, todo puede justificarse. Yo no lo hice, fueron los del anterior partido. Eso fue culpa de este menganito o  de aquel, y aunque ya no regenten su cargo,  digo yo, a alguien habrá que pedir responsabilidades.

 I.P. Fernando Quiñones,  más conocido para todos como Valcarcel, ¡Nuestra amada escuela!,¡Nuestro Valcarcel, está agonizando! 






















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