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lunes, 14 de enero de 2013

REENCUENTRO

Toda la vida he admirado a la gente que persiste en sus ilusiones, y sean cual sean los impedimentos que la retienen y le impiden alcanzar sus deseos no se rinden jamás. A veces yo consigo parecerme a ella y entonces me siento orgullosa de mi misma.
Si algo dejé aparcado, no por falta de estímulos o de motivación, sino por incapacidad transitoria, se convierte en la carta que guardo en la manga, un secreto personal, un reto, una dirección por descubrir, eso me hace convertirme en otra yo tan desconocida que me asombra y me atrae, me dejo hacer entonces . 
 
Algunos,  después de hacer multiples intentos, pensarán que no sirvo para esto, pero eso ya casi no me importa, que más da lo que piensen, si al final nadie, ni uno mismo, puede saber lo que se es o puede llegar a ser.
 
 Mis amigos y colegas de trabajo que me conocen bien, o así lo creen, están acostumbrados a que casi nunca tome fotos, por qué casi siempre estoy más interesada en lo que ocurre en mi presente que en dejar constacia para el futuro. Fíjate que distintas somos en eso Coco, tu siempre cargada con tu cámara y yo que apenas tengo testimonios gráficos de mi larga carrera, y digo larga pues hace ya mucho años que comenzó el romance al que he sido más fiel en toda mi vida.
Desde pequeña me sentí atraida por todo lo que se podía crear y saborear, oler, desgustar, amasar, formar, hornear, triturar, machacar... Sorprender  y tener poder para cambiar el talante en  los demás estaba en mis manos.
 Me divierte desde entonces sentirme tan poderosa, soy una bruja, así me siento, capaz de restaurar tu ánimo.
 Mis conjuros primero se llamaron recetas. Ahora para mis alumnos los denomino fichas técnicas, pero no dejan de ser lo mismo, secretos de encantadora, hechizos al fin y al cabo.
 
Nunca he tenido miedo de compartir los fundamentos del encantamiento, a sabiendas de que necesitarás tantas sustancias místicas que no se venden en los mercados de ningún lugar del mundo, por exótico que sea, pues estan basados en el amor y la cesión que nada me cuesta regalartelos.
 
 La experiencia como profesora de cocina, repostería y panadería no ha hecho más que reafirmarme en  esta intuición, que ya vislumbraba  cuando comencé a macharme las mangas y el delantal de mi madre a los seis años.
Desde entonces, no he parado de crecer en este mágico mundo de los fogones y de la alquimia de la despensa.
 He tenido suerte,  en el camino siempre he encontrado la maestra de ceremonias más sabia de quién aprender y el mago más loco para dejarme seducir.
 Me gustaría  haceros llegar todo esto al  compartir desde aquí las experiencias pasadas y todas aquellas que estén por venir.
 
Y antes de despedirme, en este nuestro primer encuentro me gustaría daros las gracias a todos los magos que  además de por  su anafe están preocupados por que no falte la candela en el de al lado. Gracias a todos los aprencices de brujos que confian en mi y gracias a los que comparten su escoba conmigo.  Gracias a todos por estar siempre.


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